La música de Mozart es pura genialidad. Lo respeto profundamente a él y a su profunda obra que me enseñó estilo, elegancia, precisión, al igual que su impacto tremendo en mi vida artística. Su historia y su música no conoce de fronteras ni límites.

Pasé una parte significativa de mi vida en el increíble país musical de Austria, particularmente en su capital, Viena. Esos años fueron cruciales para mi desarrollo personal y profesional.

Cuando empecé a interpretar a Mozart, era un completo rompecabezas, no podía sentirlo; era sutil, pero a la vez temperamental, juguetón pero serio al mismo tiempo. Su música me hizo experimentar una gama de emociones, casi como un viaje bipolar.

Mis maestros exigían de mí una conexión musical que no sentía, haciéndolo complejo. A pesar de esto, llegué a tocar con la Filarmónica de Viena. Fue allí donde ahondaba más profundamente en su música, y dentro de ese ambiente, logré interpretarla, aunque todavía me sentía insegura en mi corazón.

Hice una pausa violinística de dos años. Cuando regresé, interpreté diferentes géneros musicales y me adentré profundamente en mis raíces.

Años más tarde, con mi gran amigo y familia, el reconocido pianista inglés Mark Richard, comenzamos a descifrar esta música que arrasó en mi alma. Con el paso del tiempo, tuve varias experiencias que finalmente me llevaron de vuelta a Mozart, una de ellas es su sutileza, la cual pude percibir a través de mi amada mascota Chiki-Lina, quien adoraba su música y la expresaba en su canto. Gracias a ellos, trascendió la comprensión de su música en mi alma para sentirla e interpretarla.

Es así como nació este álbum, el primero de muchos en venir del genio artista Wolfgang Amadeus Mozart.

La música de Mozart es pura genialidad. Lo respeto profundamente a él y a su profunda obra que me enseñó estilo, elegancia, precisión, al igual que su impacto tremendo en mi vida artística. Su historia y su música no conoce de fronteras ni límites.

Pasé una parte significativa de mi vida en el increíble país musical de Austria, particularmente en su capital, Viena. Esos años fueron cruciales para mi desarrollo personal y profesional.

Cuando empecé a interpretar a Mozart, era un completo rompecabezas, no podía sentirlo; era sutil, pero a la vez temperamental, juguetón pero serio al mismo tiempo. Su música me hizo experimentar una gama de emociones, casi como un viaje bipolar.

Mis maestros exigían de mí una conexión musical que no sentía, haciéndolo complejo. A pesar de esto, llegué a tocar con la Filarmónica de Viena. Fue allí donde ahondaba más profundamente en su música, y dentro de ese ambiente, logré interpretarla, aunque todavía me sentía insegura en mi corazón.

Hice una pausa violinística de dos años. Cuando regresé, interpreté diferentes géneros musicales y me adentré profundamente en mis raíces.

Años más tarde, con mi gran amigo y familia, el reconocido pianista inglés Mark Richard, comenzamos a descifrar esta música que arrasó en mi alma. Con el paso del tiempo, tuve varias experiencias que finalmente me llevaron de vuelta a Mozart, una de ellas es su sutileza, la cual pude percibir a través de mi amada mascota Chiki-Lina, quien adoraba su música y la expresaba en su canto. Gracias a ellos, trascendió la comprensión de su música en mi alma para sentirla e interpretarla.

Es así como nació este álbum, el primero de muchos en venir del genio artista Wolfgang Amadeus Mozart.